Blogia
Sultán de Brunei

El príncipe y una joven plebeya se casan

El heredero del Sultán más rico del mundo se casó con una estudiante de 17 años. Las celebraciones se realizaron a lo largo de quince días, según los ritos musulmanes y malayos.

En la fiesta oficial asistieron seis mil invitados. En los que destacaban los sesenta presidentes que habían como testigos. También se ha de recalcar los cinco millones de dólares que se gastaron para el vestido de la novia. El ramo nupcial constaba: de un bouquet de oro macizo con cientos de diamantes. Como escenario estaba un palacio de 1.738 habitaciones. Doscientos flautistas profesionales para musicalizar el ambiente. Ocho kilómetros recorridos sobre un Rolls Royce bajo una incesante lluvia. Así fue la boda del sultán que heredará la mayor fortuna del mundo y su enamorada, una adolescente plebeya. Los festejos del casamiento se inauguraron el 26 de agosto y desde entonces, cada rito celebrado constituyó una sofisticación que no dejó de impactar al mundo entero. La cuarta ceremonia de esta serie fue la de compromiso.

El príncipe de Brunei Pengiran Muda Ají al Muthadee Billah de 30 años y Dayangku Sarah Binti Pengiran Salleh ab Rahaman de 17 años consolidaron su matrimonio en la ciudad de Bandar Seri Begawan, la capital del país más pequeño (y poderoso)de la Tierra. La ceremonia principal se realizó el pasado viernes, con las decenas de rituales que le antecedieron. Desde entonces el estado musulmán estuvo encendido de colores por fuegos artificiales y los actos continuaron hasta que se realizó la apertura y cierre del “Gendang jagajaga”, una costumbre de la tradición de esta dinastía.

La historia de amor entre los dos surgió hace algunos meses. Hasta entonces Muthadee Billah ganó fama de ser un hombre muy inteligente. Estudió diplomacia, derecho, economía y política en la universidad de Oxford. Al mismo tiempo desarrolló su afición por el fútbol y el billar, aficiones que practica habitualmente en representación de su Nación. Por su parte, Sarah es una estudiante de una escuela local que no tuvo ningún contacto con los aristócratas del sultanado hasta que conquistó al Príncipe. La muchacha es hija de un ciudadano de Brunei y una mujer suiza que se dedicó a la enfermería. Desde que sus caminos se cruzaron supieron que estaban hechos el uno para el otro. El único pero a la vez importante inconveniente que tenía Sarah es que al ser plebeya tenía que cumplir con una gran disciplina para aprender los códigos de noble que en su otra vida no existían pero que eran necesarios para su nueva vida. Y también a interiorizarse del funcionamiento de su país, un estado musulmán, cuyos orígenes hindúes datan de hace unos 1.500 años y fue convertido al Islam en 1371.

La prensa asiática calificó al evento como “el casamiento del siglo”. Y no es exageración. Los seis mil invitados eran mandatarios del mundo, personalidades de la diplomacia, adinerados petroleros musulmanes y representantes de las principales casas reales. Entre todos ellos, destacaron el príncipe Richard, duque de Gloucester, en representación de la reina Isabel de Inglaterra y el príncipe Carlos; el rey de Bahrein Sheikh Hamad y el príncipe Naruhito de Japón (sin su esposa Masako), los príncipes Saud y Bandar de Arabia Saudita, la reina de Malasia Syed Sirajuddin, el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, la presidenta de Filipinas Gloria Arroyo, etc. Con estas personalidades se puede imaginar el empaque del enlace y se puede decir que es uno de las mayores celebraciones del año.

0 comentarios